En el verano de 2010 se cumplían diez años de mi primera escapada a Alpes para hacer barrancos. Era uno de los primeros encuentros organizados por la recién creada AIC, y tenía lugar en la región del Piamonte, al norte de Italia. Fue un encuentro muy familiar, donde tuve la oportunidad de conocer un puñado de gente estupenda y de buenos barranquistas de diferentes puntos del globo, con quien compartí unos descensos que acababan de ser descubiertos. Rapel de 55 de Antolina, precioso. No se si fue premeditado, imagino que no, el caso es que este año el tradicional raduno de la AIC, volvía a celebrarse en Piamonte, justo diez años después. Y aunque suene un poco tonto, para mí significaba algo especial. Así que no quería perdérmelo. Comencé mis vacaciones una semana antes del encuentro, en Ecrins, pero con intención de hacer un poco de escalada y montaña, en la mejor de las compañías. Rapel-cascada en Rasiga El mismo día que dejábamos Ecrins, de camino al Piamonte, comenzó a llover a mare
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